Las Leyes de la Salud (Verdad Fundacional Volumen 4) Parte 2 Autor: Peter Tan

 CAPITULO 2 

LAS LEYES DEL REINO ESPIRITUAL 


El espíritu del hombre fue creado para gobernar sobre el alma y el cuerpo. De hecho, sin el espíritu del hombre, el cuerpo no tendría vida. El cuerpo sin el espíritu está muerto. (Stg. 2:26). Cuando Dios creó al hombre, el cuerpo del hombre –aunque perfecto- carecía de vida hasta que Dios sopló su espíritu en el hombre y este fue hecho alma viviente (Gen.   2:7). El espíritu del hombre debía gobernar como un rey, el alma como el primer ministro y el cuerpo como un sirviente. 

Este delicado arreglo fue trastocado cuando Adán y Eva pecaron. Hoy día, los hombres caídos son gobernados por la carne y la mente.  Algunos que tratan de moverse al plano espiritual sin la protección de la sangre de Jesús han cedido al reino demoniaco. Cuando una persona es nacida de nuevo, el  Espíritu Santo pone un nuevo espíritu en ella y la restaura para ser dominado por el espíritu, como era la intención de Dios. 

 

La Caída Del Hombre 

  Dios le dijo a Adán que el día que comiera del fruto del árbol del conocimiento iba a morir (Gen.  2:17). El lenguaje hebreo original del antiguo testamento  nos da una imagen más detallada de este versículo.  

Hay dos palabras hebreas  para “morir”. Una está en presente tenso y la otra está en futuro tenso. Dios estaba diciendo que en el día que Adán comiera del fruto, él moriría espiritualmente (presente tenso), y al morir espiritualmente, moriría también físicamente (futuro tenso). Adán murió espiritualmente el día en que pecó, pero continuo viviendo físicamente durante novecientos trina años (Gen. 5:5). 

Fue la muerte espiritual lo que condujo a la muerte física. En el momento en que el espíritu de Adán fue cortado de Dios, le algo sucedió a su alma y a su entendimiento. Fueron oscurecidos.  La condición de un entendimiento oscurecido continúa a través de todas las generaciones debido a la separación de la vida de Dios (Efe. 4:18). Desde que Adán pecó, la ley del pecado y la muerte ha habitado nuestros cuerpos físicos (Rom5:14, 7:17,18). 


El Espíritu Del Hombre 

El espíritu del hombre es la fuerza de su alma y su cuerpo. Todo lo físico es primero imaginado y después creado en el reino espiritual (Heb. 11:3).  El mundo visible es una imagen del mundo espiritual (Rom. 1:20). Un espíritu débil produce una mente débil y consecuentemente un cuerpo débil. Las leyes de la salud en el reino espiritual se relacionan con leyes que alimentan, entrenan y fortalecen al hombre espiritual. El propósito de  todas las leyes es producir un hombre espiritual fuerte y saludable.  

Un espíritu fuerte y vibrante  produce salud en el alma y el cuerpo. Un espíritu triste seca los huesos (Pro. 17:22). El espíritu del hombre lo sostendrá en su enfermedad (Pro. 18:14). Una de las claves para la salud divina es aprender el secreto de mantener nuestros espíritus saludables.  

  

La Ley De La Meditación 

La ley de la meditación es la ley de alimentar al hombre espiritual.  La comida del espíritu es la palabra de Dios. La meditación en la palabra de Dios trae vida y salud a nuestra carne. La palabra de Dios es vida y salud para nuestra carne (Pro. 4:22). Es posible que la palabra de Dios sea hecha carne (Pro. 4:22; Jn. 1:14). Toda carne y toda materia está hecha por la palabra de Dios (Heb. 11:3). 

La Biblia declara que la vida de la carne está en la sangre (Gen. 9:14; Lev. 17:14). La vida en la sangre afecta a cada tejido, órgano y célula en el cuerpo. La sangre es producida en la medula ósea. La palabra de Dios puede entrar en la medula e impartir vida y salud a la sangre (Heb. 4:12; Pro. 16.24). Esta trabaja directamente sobre la fuente de nuestras vidas físicas. 

La meditación envuelve la confesión constante de la palabra de Dios. Como se afirma en el primer volumen de esta serie, la meditación involucra decir la misma cosa que Dios dice (homologos-confesion). Tenemos la elección de decir lo que sentimos o pensamos, pero cuando nos alineamos con lo que Dios dice, liberamos el  poder de Dios en nuestras vidas. 


El Poder De La Lengua. 

Con respecto a esto, debemos procurar ser cuidadosos con lo que decimos si queremos vivir en salud divina. Esta es una de las leyes cardinales para vivir en salud divina –guarda tu lengua del mal (Sal. 34:12,13). Sin duda, habrá muchas cosas que son verdad y son negativas.  Pero debemos refrenarnos de tales conversaciones si queremos vivir en salud divina. 

Mantén tu conversación agradable si quieres vivir en salud. Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina a los huesos (Pro. 16:24). Rara vez vemos personas gruñonas y negativas viviendo en salud divina. La mayoría de personas que viven vidas largas y saludables tienen una disposición agradable y tienen una perspectiva positiva de la vida. La muerte y la vida están en el poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos (Pro. 18:21).  

 Más aun, Jesús nos dice que no juzguemos ni seamos críticos   de los demás (Mat. 7:1,2).  Muchas de las críticas nacen de los celos o la inseguridad del que critica. A veces se debe también a un aire de superioridad y orgullo. La excusa del crítico es que su motivación es ayudar a mejorar. Incluso los psicólogos hoy concuerdan en que el comportamiento correcto es reforzado en otros por medio de alentarlos cuando hacen lo correcto en lugar de abusarlos verbalmente cuando hacen lo incorrecto.   

La diferencia entre la crítica y el consejo es que la crítica no es solicitada mientras que el consejo si lo es. El daño más grande que un crítico hace es a sí mismo más que a los demás. Jesús dijo que tú recibirías la misma medida de juicio con la que juzgaras  a los demás (Mat. 7:1). Criticas a costa de tu salud. 

Por tanto, para vivir en salud divina, ¡guarda tu lengua del mal! O mejor aún, habla solo lo que está en línea con la palara de Dios.  El amor no piensa mal, no habla mal, y no hace lo malo.  

 

La Ley De Orar En Lenguas 

Una de las armas espirituales más poderosas que Dios le ha dado a su Iglesia es el don de orar en lenguas. Pablo dice que cuando oramos en lenguas, es nuestro hombre espiritual el que ora (1 Cor.  14:14). Orar en lenguas es otra clave importante para construir inmunidad a las enfermedades. Mantiene nuestro espíritu fuerte y saludable.  

Cuando oramos en lenguas, estamos edificándonos a nosotros mismos (1 Cor. 14:14). Estamos levantándonos  en la fuerza y el poder del Señor.  Orar en el espíritu nos edifica sobre la roca de la fe (Judas 20). Nos ayuda a afinar nuestras almas y nuestros cuerpos para ser dóciles y ceder a la palabra de Dios. La fe no viene por orar en lenguas. La fe viene por el oír la palabra de Dios (Rom.   10:17). Orar en lenguas nos edifica sobre la fe –incrementa nuestra vida la habilidad para absorber la Palabra de fe.  

  

La Vestidura De Poder 

Jesús al hablar sobre el bautismo del Espíritu Santo, dio que los discípulos debían ser revestidos con poder de lo alto (Luc. 24:49).  Cuando el bautismo del Espíritu Santo fue recibido, todos los discípulos hablaron en lenguas (Hec. 2:4). Por tanto, hablar en lenguas tiene relación con la investidura de poder de lo alto. Muchos cristianos que oran en lenguas por largas horas, dan testimonio de sentir como si estuviesen siendo vestidos físicamente con poder. 

Personalmente, he encontrado que una hora  como dieta espiritual de meditación en la Palabra de Dios, y una hora más de oración en lenguas,  ha sido la mejor inyección de inmunidad contra la enfermedad. Esto es por supuesto tan solo el mínimo. La salud divina no solo viene por accidente. Debemos estar preparados para invertir nuestro tiempo en todos estos esfuerzos espirituales con el fin de mantener un espíritu saludable. La salud física es el beneficio secundario. Hay muchas grandes bendiciones en el reino espiritual para aquellos pasan esa cantidad de tiempo en la búsqueda espiritual. 

En el día de Pentecostés, Pedro se levantó y en su predicación citó el Salmo dieciséis en referencia al bautismo que habían recibido en el Espíritu Santo. El cita a David diciendo “mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua” (Hec. 2:26). Sin embargo, una mirada cercana al Salmo muestra que en realidad dice “Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma” (Sal. 16:9). La palabra “lengua” ha sido sustituida por la palabra “alma”. 

El Espíritu Santo a través de los labios de Pedro estaba mostrando que hay una relación entre “lengua” y “alma”.  La gloria de Dios es la manifestación tangible de su presencia. La gloria de Dios está relacionada con el hablar en lenguas de la misma manera en que el poder de Dios está relacionado con el bautismo del Espíritu Santo. La adoración en el Espíritu siempre ha incrementado la manifestación de la Gloria de Dios. 

Orar en lenguas construye una cobertura de gloria alrededor nuestro. El beneficio secundario de esto es inmunidad a las enfermedades presentes en el mundo. John G. Lake habla de esta investidura del Espíritu Santo como la Ley del Espíritu de vida. En un experimento con científicos, gérmenes vivos colocados en sus manos morían de manera instantánea. (Los sermones de John G. Lake sobre el dominio de los demonios, enfermedades y la muerte, Pg. 108). John G. Lake dice que la oración en lenguas ha sido para él aquello que ha levantado su ministerio (Los nuevos sermones de John G. Lake, pg. 17). 

No debería ser irracional para los creyentes, el creer que los gérmenes o virus morirán instantáneamente al momento de hacer contacto con sus cuerpos. Jesús les dio a sus discípulos poder y autoridad sobre TODA enfermedad (Mat. 10:1). Esta autoridad y poder aún se encuentra operacional hoy día a través de la comisión de Jesús. (Mc. 16:18). 

El Espíritu Santo nos ayuda en nuestras enfermedades (Rom. 8:26). La palabra griega “astheneia ha sido traducida como  enfermedades en varias partes de la Biblia (Mtt8:17; Lk. 5:15; 8:2; 13:11; Jn. 5:4). El Espíritu Santo nos ayuda en nuestras enfermedades ayudándonos a orar en lenguas con gemidos indecibles –oración en lenguas. Orar en lenguas levanta una vestidura espiritual de sanidad y salud a nuestro alrededor. 

Por supuesto, el contexto de Romanos ocho habla acerca de muchas  áreas en las que el Espíritu Santo nos ayuda. Pero estamos señalando otra faceta de la verdad que puede ser añadida a la comprensión normal de dicho capítulo. Es cuando vemos todas las facetas de la verdad que nuestra vida puede ser grandemente bendecida por Dios. 

Las dos leyes de meditar en la Palabra de Dios y Orar en lenguas, son leyes esenciales que debemos observar para recibir y mantener la salud divina.  


Parte 3


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